Por la mañana caminamos por algunas de las calles al rededor del mercado, allí encontramos una infinidad de colores de las frutas, personas trabajando, comprando, o yendo al trabajo, taxis, microbuses, autos de todo tipo, olores, y sonidos a los cuales hay que poner atención.
Diableros corriendo con la mercancía:
Temprano aún es muy tranquilo el movimiento en las calles cerca del mercado:
Un señor ayuda al chofer de un camión dando instrucciones (“¡Échale! ¡Échale!”) para salir de la calle, mientras el pollero prepara unas piezas para unos clientes.
“¡Buenos días!”
Y así se escucha la misma zona al mediodía: